The museum of me: vaciamientos del yo a través del Facebook

Publicado: junio 1, 2011 en Redes Sociales

Por Darwin Franco

«Crear y explorar un archivo visual de tu vida social»  Esa es la invitación que hace la empresa Intel a los millones de usuarios de Facebook a través de la aplicación «The Museum of me» (http://www.intel.com/museumofme/r/index.htm). Esta  peculiar aplicación virtualmente materializa lo que día a día hacemos en las redes sociales porque coloca en un museo ese vaciamiento del yo que queda plasmado en diversas salas que se nutren no de lo que uno (como persona) verdaderamente es sino, particularmente, de lo que uno  muestra, de lo que uno deja de sí mismo en el «Feis» cuando se escribe, linkea, postea, sube, comenta o aprueba.

Ese «sí mismo», como dijera mi colega Víctor Hugo Ábrego, queda plasmado en las salas de un museo virtual donde uno no sólo es la pieza artística sino también es el curador, el crítico, el asitente, el espectador…  «Una obra» que no se construyó por la iniciativa ajena sino que se fue finamente tejiendo a través de las acciones conscientes ó inconscientes, individuales ó colectivas que tanto uno como los otros fueron decidiendo. A veces, en el feis, para estar sin estarlo basta con que lo etiqueten, y eso ya forma parte del historial, del «me gusta».

The museum of me es un recorrido visual donde uno se mira a sí mismo en salas que van destacando lo que uno construyó de sí en el Facebook:

Primero, la  sala de los amigos, pero no cualquier amigo sino aquellos con lo que más nos vemos y leemos «la feis».

Después las fotos que hemos trepado  a la red social para decir visualmente «cómo soy» y con quienes más y en qué situaciones «soy en el mundo».

La tercera sala da constancia de nuestras palabras en el muro… esas que a veces son efímeras y otras veces constantes. Lo cierto es que esta sala  te dice cuál es la palabra que más reiteradamente te define. Yo fui una gran «qué».

La cuarta sala es la de «Me gusta», esta es la de las complacencias. La que dice a través de un pulgar «quién y cómo eres» a través de lo que que te gusta. Por eso ahí aparecen  los links o videos que aprobamos, lo que consumimos junto con otros. Como diría Néstor García-Canclini, «consumos que sirven también para pensar» («Me Gusta»). 

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Y finalmente la exposición acaba con una representación de nuestra red social que se desdibuja en miles de nodos que nos conectan con uno mismo, pero también con lo otro y los otros.

Una galería del ego, diría mi amiga Tere Moreno, un recorrido por el «yo virtual», un paseo por lo que uno es… lo cierto es que esta apliación inminentemente narcisiana es tan facinante como inquietante porque nos deja ver nuestro recorrido, nuestro paso por una biografía que diariamente reinventamos u omitimos.

!También, a veces, uno puede ser eso que vale la pena admirar»

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