Por Darwin Franco Migues
¿Qué significa la salida de Murillo Karam de la Procuraduría General de la República (PGR)? ¿Fue removido (que no corrido) por su mal desempeño como procurador o porque su singular experiencia se requiere para iniciar, en la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedetu), el ordenamiento y ocupación territorial necesario para echar andar la Reforma Energética?
¿Por qué la captura de Servando Gómez, alias “La Tuta” (líder de Los Caballeros Templarios y fundador de La Familia Michoacana) se da justo en la transición de mando en la PGR y a nada de iniciar el proceso electoral? ¿Será acaso que la relación conocida de “La Tuta” con diversos políticos michoacanos se usará como presión para que el PRI recupere el control político en dicho estado?
¿Qué posibles conflictos de intereses se pueden gestar con el nombramiento de la ex senadora, Arely Gómez Blanco, como nueva encargada de la PGR cuando ésta tiene una relación de parentesco con Leopoldo Gómez, Vicepresidente de Noticieros en Televisa? ¿Qué implica para la procuración de justicia del país que al ser propuesta como procuradora general, ésta pueda ser –de acuerdo a las reformas al sistema de justicia- la nueva Fiscal General de la República por un periodo de nueve años?
Preguntas y más preguntas surgen tras el anuncio de tres hechos que, sin duda, tendrán una injerencia importante en la vida nacional; primero, porque la destitución de Murillo Karam en la PGR “nada” tuvo que ver con su lamentable actuación en las investigaciones realizadas alrededor de la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, la noche del 26 de septiembre del 2014.
A Murillo Karam lo removieron por tres razones: 1) para quitar presión sobre el gobierno federal, pues su figura ya estaba siendo muy dañina para la justicia del país; sin embargo, mejor hubiese sido cesarlo porque eso sí hubiera reflejado el clamor popular que pedía su destitución, 2) porque tras sus actuaciones era impensable que éste se quedara al frente de la PGR porque eso hubiese significado, de acuerdo a las nuevas reglamentaciones que dan vida a la nueva Fiscalía General de la Nación, que éste al ser el último procurador tomaría el cargo de Fiscal General por un periodo de nueve años, Peña Nieto no lo veía ya en ese cargo que ahora sería transexenal y con mayor margen de autonomía respecto del ejecutivo, y 3) se necesitaba en la Sedetu a una persona con la firmeza necesaria para comenzar los reordenamientos necesarios para dar paso a las ocupaciones territoriales temporales contempladas en la Reforma Energética y con las cuales se debe dar inicio a la explotación de los hidrocarburos en todo el país. Las tres razones dan un terrible escenario de cómo se maneja la política desde Los Pinos.
En el caso de la detención de “La Tuta” levanta muchas sospechas la forma en cómo sucedió esto luego de que meses antes el ex Comisionado para la seguridad y desarrollo integral de Michoacán, Alfredo Castillo, mencionó que a este capo michoacano no lo habían aprehendido porque no había sido prioridad al no ser –desde su percepción- de los principales líderes de Los Caballeros Templarios. También da de qué pensar que su aprehensión se haya dado sin ningún tipo de reacción, pues el grupo criminal que encabezaba ha sido uno de los más violentos de los últimos años.
La detención de “La Tuta”, pese a los matices señalados, será un golpe importante en materia de seguridad en tanto su detención tenga como prioridad el desmantelamiento del grupo delictivo y no se use esto como forma de presión político-electoral, pues si algo sabía hacer Servando Gómez era tejer la política michoacana a través de los pactos y arreglos que consensaba con todas las instancias del gobierno en Michoacán. Estado en el que hay que recordar habrá elecciones de gobernador y el PRI, el partido de Peña Nieto, desea colgarse la medalla completa porque fue su partido y su mandato el que recuperó la paz para los michoacanos y no el PRD que la dejó crecer de forma desmedida.
Finalmente, el nombramiento de la ex senadora Arely Gómez como subprocuradora Jurídica y de Asuntos Internacionales de la Procuraduría General de la República (PGR) para luego de ahí ser propuesta por Peña Nieto como Procuradora General, podría evidenciar el nivel que ha alcanzado la tele-bancada en nuestro país, la cual no sólo ocupa puestos relevantes en el Congreso de la Unión sino que ahora podría tener injerencia directa en el sistema de procuración de justicia del país y no sólo en el sexenio de Peña Nieto, pues Ley de la Fiscalía General de la República ,que está a nada de entrar en vigor, dará vida a la Fiscalía General de la República, instancia que suplirá a la PGR, y la cual será transexenal y autónoma del ejecutivo. Uno de los criterios más relevantes de dicha ley es que en ella se establece que el primer Fiscal General será el último encargado de la PGR. Para garantizar “la autonomía” de dicho fiscal, éste tendrá un mandato de nueve años.
Ahí radica la relevancia de este movimiento y de los intereses mediáticos que han rodeado la carrera política de Arely Gómez, hermana de quien teje la estructura noticiosa (y gubernamental) dentro de la principal televisora del país, Televisa. Eso, en sí, ya podría ser considerado un conflicto de interés de acuerdo a el recién creado Sistema Nacional Anticorrupción.
Habrá que seguir de cerca estos tres hechos, pero el escenario que ya se vislumbra con ellos no es, de entrada, ni el más positivo y, mucho menos, el más esperanzador.
@darwinfranco